Noticias acerca de ‘ Opinión ’

El Rincón de Paco Teva… UNA CUESTIÓN DE DEMOCRACIA

En un Estado Democrático como el español, tienen un papel decisivo los Partidos Políticos. Eso es algo que nadie puede poner en duda y que además hay que potenciar, puesto que los mismos son el instrumento por excelencia para la participación política de los ciudadanos. Unos partidos políticos fuertes, democráticos y bien estructurados auguran un juego político ideal para una sociedad con, cada vez, más problemas para identificarse con una determinada opción política. Los espacios entre las distintas opciones, parecen, igualmente, más sutiles, estrechos e imperceptibles, seguramente porque los problemas, que nos acucian, son tan sumamente importantes que son un objetivo unívoco y sin ambages de todos los partidos. Claro que eso no quita que, aunque los problemas a resolver sean los mismos, cada uno, según su ideología, determine unos medios u otros.

La legitimación de la existencia de los partidos tiene su origen en nuestra CARTA MAGNA, que así lo recoge en su artículo 6: ”Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.”

Toda esta introducción viene referida al proceso que está llevando el Partido Socialista Obrero Español y que, de acuerdo con el último párrafo del mencionado artículo, intenta encontrar un Secretario/a General de una forma democrática, con luz y taquígrafos. De una forma no sólo legal, que, a veces, parece ser suficiente, sino de una forma legítima. Para que el nuevo cargo tenga toda la fuerza moral que necesita un líder, pues serán muchos los episodios en los que tenga que poner orden en el futuro y si no es con la fuerza moral y la legitimación, que requieren, los problemas pueden írsele de las manos con la consiguiente quiebra para la vida política.

Claro que, en este proceso, no sólo se dilucida quién será el nuevo Secretario/a General, sino un nuevo modelo de PSOE como, casi todos, los líderes del mismo preconizan, quizá debido a la doble derrota electoral. El miércoles oyendo Radio Nacional, por la mañana, entrevistaban a Ramón Jauregui, viejo militante y ex-ministro, y decía más o menos: “ El PSOE tiene que sufrir unos profundos cambios pues muchos de sus presupuestos están PERICLITADOS, OBSOLETOS. Son nuevos tiempos y nuevos problemas y hay que hacer unos cambios profundos y eficaces”.
Carme (se pronuncia Carma), Carmencita, Carmen, Carmela, como sea, (al fin y al cabo viene de familia andaluza y ella, ahora, alardea de eso. Será para ganarse a los militantes andaluces) decía: “Falta mucho PSOE por hacer. Es necesario un cambio de rumbo y establecer unas pautas que nos lleven de nuevo al triunfo y a la regeneración del partido y del sistema”. Yo digo que si es para bien de todos los españoles, bienvenido sea. Si es para triunfo del EGO SOCIALISTA, de ninguna forma.

El Sr. Rubalcaba, ALFREDO para los militantes, está, después de más de treinta años de permanencia en la política, también por la labor de cambiar (yo creo que podría haber empezado antes. A lo mejor si no pierden las elecciones no hay nada que cambiar), pero la verdad es que, ya, no está tan contento como antes (cuando lo de los mimitos) y es que puede que se quede compuesto y sin novia. Cualquiera sabe los entresijos de los militantes y de los PADRES presionando por aquí y por allí. En fin, ya veremos como acaba esto.

De lo que no he podido enterarme todavía, pues ninguno suelta prenda, o, al menos, en los medios que yo bebo no se dice nada, es en qué consisten todos esos cambios. A no ser que eso sólo sea para conocimiento de los militantes, lugar en el que no me encuentro. En todos los actos públicos que celebran los candidatos, lo que se repite es que los Sres. del PP en quince días se han quitado la máscara, que son muy malos porque meten mucho la tijera, que nos tenían engañados, que han subido los impuestos, que Rajoy está oculto, que se van a cargar todos los derechos sociales etc ….Esto qué es: una precampaña para las andaluzas, la descalificación a ultranza del PP sin darle tiempo a ver resultados, sabiendo que esos lodos vienen de unos polvos Psoistas, la rabieta de un niño al que le han quitado un caramelo o qué ……..es. Yo quiero saber cual es el cambio que va haber en el PSOE o cuales son los mimbres sobre los que estudiarán los militantes, o cual es el documento marco para aprobar los cambios, una vez estudiados.

Termino deseando éxito al Partido Socialista en la elección del Secretario/a General y sobre todo disfrutaré mucho viendo, aunque sea en el papel, cuales son los cambios profundos que se avecinan. También pido perdón si mi torpeza para buscar, me ha impedido tener más información sobre el evento.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho



LA TEOLOGÍA DEL FRACASO…Lara de Tucci

Lara de Tucci | No creo que sea nada descabellado poner en duda los logros -si es que los ha habido alguna vez- alcanzados por la llamada Teología de la Liberación. Pues en Iberoamérica, donde nació esta corriente cristiana allá por 1972, hace ya cuarenta años, como, por desgracia, en otras partes del mundo, incluso en el mundo occidental, las desigualdades sociales y las injusticias no sólo han permanecido inalterables en su malévolo estancamiento, sino que, para mayores desgracias de los desheredados, se han agrandado con asombro o sin asombro de quienes todavía creen a pie juntillas en una teoría que, desde el principio, han dado en llamar la de “una Iglesia comprometida con los más oprimidos”.

Porque un fracaso así -poco se oye ya por ahí acerca de dicha Teología- puede crear asombro. Asombro e, incluso, rabia. Hasta el punto de que bastantes de los seguidores de la corriente, de fieles confiados en ella, han llegado a provocar enfrentamientos con Autoridades y sistemas de Gobierno que desde luego sí se han merecido las críticas por sus gestiones injustas y se han merecido igualmente las oposiciones más enérgicas por observar conductas de inhumano talante. Pero eso sí, tienen que ser críticas y oposiciones desde actitudes condicionadas por la rectitud y la moral evangélica.

Pues el fomento del mensaje de la Buena Nueva no tiene que crear divisiones ni promover desencuentros y desavenencias entre los hombres. Ya que entonces no se conseguirá precisamente lo pretendido por mucha buena voluntad que se ponga en el empeño. Empeño que es el de la implantación armónica de unos derechos humanos garantizados para todas las gentes. Como también lograr que quienes pisotean impunemente esos derechos terminen reconociéndolos y respetándolos en beneficio de una paz sin fisuras entre los pueblos.

Hay que hacer saber, no obstante, que la Teología de la Liberación incluso tiene sus mártires reconocidos por la Iglesia. Aunque los que han derramado su sangre en defensa de los derechos sociales de los pobres no fueron los que destacaron en esas luchas de clases cuyos éxitos, como digo al principio, aún están por ver.

Y es que la consecución de las igualdades sociales, como igualmente la Liberación -así, con mayúscula- de los que se hallan oprimidos en cualquier país por las “garras” inmisericordes de los opresores no pasan necesariamente por los caminos que se recorren suscitando conflictos; sino por las sendas donde la marcha conjunta de los hombres se aborde con la idea de conseguir que los ojos de los mismos tiranos sean capaces de captar la Luz del Evangelio y pongan en práctica todas las virtudes que esa Luz descubre para que sean directrices concretas que animen los nobles comportamientos que toda persona ha de tener para alcanzar la meta -tarea que ya se hace apremiante- de un mundo mejor; de un mundo más humano.

En mi opinión, los compromisos puestos en práctica por la Teología de la Liberación en favor de los más vulnerables socialmente hablando no han impedido que, en los países donde actúa esta corriente, se multipliquen los traficantes de armas, los narcotraficantes y los latifundistas sin escrúpulos, y que cada vez saquen más pecho los que se lucran con el trabajo de los niños y con la trata de blancas… y de negras.

Y no sólo ha ido increscendo el número de estas gentes desalmadas. Pues además, otras nuevas formas de depravación moral están anidando en los corazones de piedra de algunos para desgracia de los más humildes e indefensos. Como son, por citar un par de ellas, la pederastia y la habilitación de paraísos del sexo en países del Tercer Mundo; de cuyos abusos, los afectados son también los más indefensos, al constituir éstos los objetivos principales de los malvados.

Se me dirá que tampoco la fiel predicación evangélica, dejando ahora a un lado la teoría de la Teología de la Liberación, ha conseguido las finalidades soñadas en más de dos mil años de tarea apostólica. Es verdad: no lo ha conseguido plenamente aún. Pero a esto contesto yo que el éxito (que desde luego será un éxito al final: “las puertas del infierno no prevalecerán sobre Ella”) o los fracasos temporales de la doctrina de la Iglesia depende de todos los cristianos. Aunque sin que nadie interfiera sus postulados de fraternidad con mensajes que los adulteran de alguna manera.



Cuentame como pasó… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Tras las campanadas de Fin de Año las diferentes cadenas de televisión siempre nos emiten largos programas de lo más variado y caprichoso para amenizarnos la noche una vez tomadas las doce uvas. Y, en ocasiones, incluso nos “regalan” con espacios ya emitidos en otras ocasiones. Pero, por lo general, unos y otros son programas con poca o nula trascendencia informativa, cultural o divulgativa, y es que en tales horas de excesos festivos las mentes y el entendimiento están para pocas cosas más o menos serias.

Viene esto a cuento porque a lo largo de esta temporada, y ya van para trece o así, estamos viendo la famosa serie televisiva “Cuéntame como paso”. Serie que merece, cuanto menos, un comentario. Pues la misma nos sitúa mentalmente -excepto a las personas que se hallan en la treintena- a aquellos tiempos no tan lejanos de los primeros atisbos de la movida madrileña que dieron paso a la Constitución del 78, por la que ahora nos regimos. Los diferentes guiones de la serie nos sirven para despertar de sueños de neblinas políticas, y una vez abiertos los ojos, los hechos argumentados nos dan la sensación de que de nuevo vamos a experimentar las posibilidades de una libertad que tenemos que ir consiguiendo de continuo con nuestros votos en las sucesivas elecciones.

Son ya más de doscientos capítulos, y creo que tiene otros tres años asegurados, los que “Cuéntame” viene desarrollando, por medio de guiones muy adecuados -aunque los hay también que se salen algo de la realidad-, las vivencias y el cotidiano latir de la sociedad española a lo largo de estos casi cuarenta años de democracia. Y a través de los diferentes argumentos de ficción de la familia Alcántara no hemos dejado de ponernos al día de unos acontecimientos que los españoles todos hemos protagonizado; cada uno, dentro del puesto que ocupa en la sociedad; cada uno, también, en el nivel de participación que le haya correspondido.

Bien lo dio a entender esto la anterior ministra de Cultura, Gonzáles-Sinde, acertada ella a medias, hace un par de años, cuando la entrega a “Cuéntame” del Premio Nacional de Televisión 2009, dotado con 30.000 euros: “`Cuéntame cómo pasó´ -dijo la hoy exministra- reconstruye visualmente, como un retrato, nuestra memoria más reciente… y a través de la serie se les está transmitiendo a las generaciones presentes y futuras los valores del diálogo; que es el mejor legado de la Transición”.

Por supuesto que con “Cuéntame” venimos captando los positivos pasos andados en nuestras libertades públicas; así como otros valores consubstanciales a esas libertades. Siendo el de mayor calado el referido a la igualdad de todos los ciudadanos independientemente de su sexo, sus creencias y su cultura. Pero, ¡ay!, en ese `retrato´ que “Cuéntame” realiza de la evolución social de España (evolución que, cuando una parte se ha alcanzado de la mano de la izquierda, ellos la llaman con rimbombancia progresismo) no se aprecian en absoluto otros planos -por emplear términos propios de la fotografía- que yo no sé decir si corresponderán a la naturaleza de ese mismo progresismo que con tanto entusiasmo se nos presenta a veces.

Y así las cosas, echamos de menos en dicha serie que, ya con la Transición, en España tuvimos que crear -hoy son ya más de 100.000- la figura del vigilante jurado; que antes no existía. En la actualidad podemos ver que estos vigilantes se hallan en los diferentes centros públicos y privados, y en cualquier sitio donde concurren los ciudadanos con más o menos afluencia; sobre todo, en estaciones y aeropuertos. A pesar de lo cual, por la megafonía de tales lugares no cesan de advertir a los usuarios que, por su propio interés, mantengan sus pertenencias controladas en todo momento.

De la misma manera (dejando a un lado el avance del consumo de la droga, de la prostitución y de la trata de blancas en España, con las mafias explotando a pobres e indefensas mujeres), a partir del estreno de las libertades públicas, la ciudadanía empezó a colocar sistemas antirrobo en los coches y a poner puertas blindadas y cierres de seguridad en pisos y viviendas. Los comerciantes se vieron obligados a instalar cierres metálicos en sus establecimientos. Las administraciones de Lotería, las farmacias y los bancos, mamparas de seguridad, y en estas últimas entidades, así como en los trenes, museos y otros centros de diferentes actividades sistemas de vídeo-vigilancia. En fin, todo un conjunto de métodos de control para garantizar la seguridad de los ciudadanos; como negativo exponente de un deterioro de la moral que eluden los diferentes capítulos de “Cuéntame”. Con lo cual la serie está quedando, en mi particular opinión, bastante incompleta; aspecto que pasaría desapercibido para los televidentes si se la proyectaran cuando están bebiendo y cantando recibiendo el Año Nuevo.



Pensadores y Farsantes… Lara de Tucci

Lara de Tucci | Pensadores y farsantes es el título de una obra de Giovanni Papini, en la cual plasma, a modo de crítica y análisis, una serie de valores, de maniqueos y de presunciones también de una veintena o así de filósofos, literatos e intelectuales en general que el autor italiano conoció más bien mediante las obras que escribieron. Obras de las que Papini capta el talento y la agilidad mental de todos ellos para proyectarles a sus lectores todo un conjunto de ideas y pensamientos que muestran hasta qué punto pueden los pensadores y sesudos individuos abrigar razonamientos que se encumbrar sobre todos los de los demás mortales. Pero la mayoría de las veces, sin que tales razonamientos sirvan para la consecución de un mundo mejor; un mundo donde reine la justicia, la paz y la solidaridad practicada por todos.

Papini fue uno de esos intelectuales, semejante a los que critica y analiza en la citada obra. Y además, el autor de Florencia, que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX, era polemista y escéptico. O sea: que de sus reflexiones y de sus trabajos, la humanidad tampoco podía sacar prácticos consejos en el transito por la vida: consejos que le facilitara el camino y le sirviera para sacudirse el polvo que se acumula al caminar. Pero Papini se convirtió al catolicismo y de su pluma salieron desde entonces recomendaciones y avisos que sí sirven para enderezar el rumbo que todo hombre necesita corregir por lo menos en algún momento de su existencia.

Todo este preámbulo acerca de lo que el autor de Un hombre acabado me sugiere a mí viene determinado por AUDITORIO. Un espacio que la Fundación Mapfre organiza periódicamente en Madrid con fines culturales y que, en esta ocasión, finales del pasado noviembre, se titulaba Los intelectuales tras el siglo de los intelectuales (siglo XX). Fueron seis actuaciones a sesión por día; cada una protagonizada por un conocido intelectual, que conversaba con un interlocutor en presencia del público invitado. Y en la propaganda de los actos aparecía entre otras preguntas una que quizá Papini ya se haría en sus más lúcidos tiempos y que seguramente le valdría para escribir la obra de la que hago mención al principio: ¿Qué función, si es que alguna tienen, deben desempeñar los intelectuales a principios del siglo XXI?

Desde luego no todo el mundo tiene preparación y capacidad suficientes para entender a los que sobresalen por su talento y asimilar así, convenientemente, lo que expresan. Pero los intelectuales, dado el nivel de idoneidad que también abrigan para funciones didácticas, deberían hacerse cargo de que la preparación formativa de las mayorías, generalmente hablando, está necesitada de esfuerzos y compromisos por parte de quienes se encuentran más relacionados con el saber por su condición de personas con mentes aventajadas: poetas, ensayistas, historiadores, dramaturgos, filósofos, etc.

Por lo mismo, me atrevo a decir, respondiendo a la pregunta que lanza Mapfre, que el papel esencial -que sí lo tienen moralmente- que los intelectuales han de desempeñar, en este siglo y siempre, es el de comunicar, a través de sus dotes, los múltiples razonamientos que les ayudarían a los hombres a entenderse mejor y, en consecuencia, a ser menos divergentes entre sí cuando se trata de desarrollar una recta conciencia colectiva. Y si no es así, las funciones a desempeñar por los talentosos personajes se quedarán, como muy bien lo estamos comprobando, en semillas de las que no germinarán sanos productos para una concordia de alcance universal.

Entre los intelectuales que participaron en la Fundación Mapfre, me inclino por citar a Juan Manuel de Prada; un escritor (él es además columnista del diario ABC y allá por los años ochenta fue galardonado en nuestra localidad con el premio literario “Ciudad de Martos) del que se escribe que ha seguido la estela de Chesterton, el autor inglés que pasó de ser agnóstico a abrazar la fe. Un caso bastante similar al de Papini. Por lo tanto, como este escritor italiano, Juan Manuel de Prada, ha tomado la senda del positivismo ilustrado; pues, al ir adentrándose en la práctica de la fe católica, los talentos intelectuales que le asisten los emplea en el presente en la proyección de unos valores encaminados a procurar unas enseñanzas de noble estilo humano.

Y algo así desempeñó Papini tras hacerse católico y comprender que los hombres cultos que se empeñan en ser únicamente pensadores o farsantes malgastan sus aptitudes, al no emplearlas generosamente al servicio de las masas. Quedando así infructíferas, inapropiadas para inculcarles a las mayorías los hábitos adecuados para conducirse principalmente por las coordenadas del bien con una óptima disponibilidad para procurar los beneficio de una sensata convivencia en paz.



DIARIO DE UNA MARUJA… NANEAR

Que en marteño significa hacer nada, cancanear, dejar pasar este tiempo lento, tamizado, como de reloj de arena por el que estamos atravesando a la espera de los grandes cambios. Es mi opinión personal, valga la redundancia. Mi opinión personal. Yo es que alucino cuando oigo decir esto. Que dan ganas de contestar: pero alma mía, si la opinión es tuya, es personal. En fin, bueno, venga, vale y todos los latiguillos con que adornamos las frases para ahorrarnos palabras, tema que desarrollaré en otra ocasión en que tenga que nanear. Que es lo que estoy haciendo en estos momentos: nanear, esperar por dónde nos van a meter los tijeretazos para poder emitir mi opinión personal, valga la redundancia. Los catalanes ya han abierto el camino.

Y además, en calentito, al día siguiente de las elecciones. Porque sí, porque compartida, la vida es Mas y porque las cosas hay que hacerlas en caliente, que eso gusta. Lo que ya no me gusta tanto-que el lector me saque de dudas si no es así- es la opinión, casi generalizada, de que nos merecemos todos los recortes que vendrán.

Y ese fatalismo que palpo en el ambiente, no me gusta nada, la verdad. Pero, en fin, bueno, venga, vale. Como diría la marteña que soy, “hay gente pa’ to”. Como hay gente que dice que el copago en realidad, será repago y que no puede haber una Sanidad de primera y otra de segunda. Que esa opinión personal la dijera algún votante del Pepé, me haría pensar. Sobre todo, en el valor de la fidelidad. Que me darían ganas de decirle: pero alma de cántaro, ¿de qué te quejas? Para mí, que no sería auténtico pepero. En fin, bueno, venga, vale.

El rasgo característico de la izquierda, según leo por ahí, es que de tan crítico como es con la izquierda, se hace criticón y se pasa. Concretamente, al otro lado. Pero bueno, en fin, venga, vale. Y como en este tiempo del mencionado naneo tienes que pensar aunque no tengas ganas, pues yo pienso que de haber estudiado en tiempo y forma, hasta dónde podría haber llegado. A alcaldesa, no, porque visto lo visto cualquiera puede llegar a ello sólo con gustarte. Otra cosa es que sirva. Y como estoy segura de no servir, pues naneo y pienso.

Concretamente ahora mismo estoy pensando en que los asesores de imagen dejan de nanear y cumplen. Lo digo porque en el último Pleno sólo se cortó el micrófono a la oposición una vez. O dichos asesores han dejado de nanear, o los 6.380 votos socialistas marteños de las pasadas elecciones han surtido el efecto necesario para calibrar que cuando se le corta el micrófono a la oposición, en realidad a quien se les está cortando es a esos miles de votantes. En fin, bueno, venga, vale.

Otro pensamiento naneante es el por qué declino las invitaciones que llegan a mi ordenador para entrar en las redes sociales y creo, sin temor a equivocarme que tal desidia se debe a que no quiero dejarme influir por las modas. En eso soy muy Ángela Mérkel. El parecido de nuestro fondo de armario, lo corrobora. Se ve claramente que los asesores de imagen de esta dirigente, nanean lo suyo. Los míos, o brillan por su ausencia o los determina las exigencias del mercado. Concretamente del mercadillo. Con el que de verdad tengo algo en común, -algo es algo- es con Rajoy: los dos nos teñimos las canas.

Trini Pestaña



La Domótica que viene…Lara de Tucci

Lara de Tucci | No hace mucho se celebró en Madrid el Salón Inmobiliario; una feria que presenta, entre otras cosas, los últimos avances de lo que los técnicos han dado en llamar la domótica; la tecnología punta para dotar la vivienda de una inteligencia programada al gusto y necesidades de los usuarios. Una vivienda donde todo esté imaginado y realizado para facilitarle a los moradores de la misma la labor doméstica y que tengan un escape, tras las horas de trabajo fuera del hogar, hacia actividades de ocio, de expansión o, simplemente, de descanso más prolongado.

De la misma manera, amigo lector, que puede tener la información general de última hora con sólo enchufar el ordenador y acceder a Internet, sin tener que molestarse en ir al kiosco de Prensa; de la misma y fácil manera, digo, podrá dentro de poco accionar, por ejemplo, el microondas por medio del móvil desde su puesto de trabajo y darle a la comida que antes haya dejado dentro del artilugio la cocción deseada. Y quien dice el microondas, dice igualmente el lavavajillas y la lavadora, u ordenar que un pequeño robot se pasee, con unos movimientos como de juguete teledirigido, por todos los rincones del piso aspirando el polvo del suelo y dándole lustre al pavimento.

Pero dentro de todas estas ventajas y facilidades que tendrá el hogar de un futuro ya a la vuelta de la esquina -tan a la vuelta de la esquina, que ya hay quien las disfruta por ahí-, también contará con otras conveniencias incluso de mayor estimación. Sobre todo si los usuarios, viviendo solos, tienen alguna incapacidad que los haga dependientes de los demás; los de la tercera edad, y los que tienen especiales necesidades de ayuda para desenvolverse. Pues a su alcance y para facilitarle la existencia, la domótica ha ideado sistemas que, entre otras cosas, detectan escapes de agua, fugas de gas o el más insignificante conato de incendio; poniendo al instante las averías y las emergencias en conocimiento no sólo de los habitantes de la vivienda, sino, también, de los técnicos encargados de subsanarlas. Sistemas que incluso están capacitados para avisar de la eventualidad de algún intruso dentro del perímetro de la casa.

En estas viviendas, toda actividad casera estará programada por medio de livianos aunque sofisticados aparatos que se instalan en los lugares más idóneos. Como es el caso del ligero brazo articulado que le alcanza desde la mesita de noche a la cama, a quien tenga necesidad de ello, la bandejita con el vaso de agua y las pastillas a la hora estipulada para la medicación.

Claro que no se detienen ahí los avances de esta técnica de la domótica. Pues así como se puede leer MARTOS AL DÍA aunque estemos de vacaciones a mil kilómetros; también desde nuestros lugares de descanso vacacional lejos de casa, con el teléfono móvil se puede lograr que se rieguen las plantas del jardín o de la terraza; que se abra el agua de la cisterna para que el inodoro esté limpio e higienizado, y que se levanten las persianas y se corran las cortinas para ventilar convenientemente las habitaciones. O ver, a través de la pantallita del mismo móvil y para mayor tranquilidad de los desplazados, cualquier dependencia de la vivienda y comprobar que todo está en el orden en el que se dejó.

Ni mucho menos es aventurado decir, en estos tiempos en los que muchos valores se están perdiendo, que sería una domótica perfecta si, entre tanto adelanto, la técnica y la inventiva electrónica tuvieran también la ventaja de intervenir, ahora que las conductas correctas flaquean a fuerza de no practicarse, en el seno de los matrimonios que van a la deriva, para enmendar el declive de la familia y, sobre todo, para eliminar la violencia doméstica, que tampoco hay quien la pare. Pero eso no es asunto de los ingenieros electrónicos; eso es cosa de los textos de Humanidades, principalmente de la Religión, cuyos estudios desestiman cada vez más nuestra sociedad y buena parte de los representantes políticos que tenemos.



DIARIO DE UNA MARUJA…Noviembre y Recuerdo

Estoy que no paro. La culpa la tienen tantos eventos como hay en este atípico mes de noviembre. Para que luego digan que, cuando se nos marchan los estudiantes, Martos es un pueblo muerto. De eso, nada. Que ahora, con los mítines, el ambiente se alegra cantidubi, como diría la resurgida Leticia Sabater, pues como sabéis, los citados mítines están dando vidilla a este amuermado mes por excelencia. ¿Que los días tan cortos te dan bajón y te deprimes? pues te vas a que te echen el mitin y arreglado. Y aunque no me gusta dar consejos, el mitin te lo tiene que echar el contrario a tus ideas, más que nada, para comparar.

Yo es que en cuestión de consejos, no soy muy dada, la verdad. Y a nada que me contradigan, se me bajan las constantes vitales y desconecto. En eso soy muy custo. Sólo que yo no me atrevo a cortarle el micrófono a nadie porque me retrotrae a otras épocas y miedo me da. Y ya te digo, con la mente despejada, puedes remontar éste noviembre que nos ocupa, que es un mes que retrotrae al pasado. Yo, concretamente, recuerdo un pensamiento memorable que ahora mismo no sé si me lo dijo mi padre o lo he escuchado decir en un mitin. En todo caso, es un pensamiento de rabiosa actualidad dirigido, según las encuestas, a ese futuro que nos espera y lo transcribo aquí por si ayuda a recordar: “Que nadie tenga tanto como para arrodillar a nadie ni que nadie tenga tan poco como para ser arrodillada” Y con esa frase como bandera, obraré. Es lo que pienso hacer el día 20: obrar. Obrar también lo aplicaba mi abuela al evacuar fisiológico, eufemismo que, al recordarlo, me retrotrae.

Los lectores dirán que me está saliendo una crónica de azúcar lerelerele un tanto retrospectiva. Yo no lo veo así. Es una manera como otra de recordar a mis queridos muertos en este mes tan suyo mientras esperamos la venida de los cigarrones. Otra expresión muy marteña que me retrotrae. Y es que ahora cualquiera se cree en la necesidad de echarte el mitin. ¡Con decir que hasta los curas se nos han hecho mitineros y a nada que te descuides, te aconsejan a quién tienes que votar…! Dato que también retrotrae, a qué negarlo.

Asimismo, este mes de noviembre recuerda el día de la no violencia contra las mujeres. A este respecto sólo diré que las mujeres seguiremos saliendo a las calles para reivindicar que nadie es de nadie, que no es otra cosa que rechazar la violencia y el maltrato hacia las mujeres, pero creo que son los hombres los que tienen que posicionarse. Para que los maltratadores vean que ya, a muchísimos de ellos, el silencio no les hace cómplices. Hombres que están dando un paso al frente, organizándose y creando asociaciones de “Hombres contra el maltrato” Desde aquí mi olé más sincero para ellos porque sin que nadie les aconseje, no permanecen pasivos ante la violencia.

Lo que sí me atrevo a aconsejaros, es un viajecito. Podréis argumentar que el citado mes de noviembre no es el más adecuado para el dispendio, pues nos estamos liquidando medio sueldo en comprar lotería por aquello del porsi, pero os recuerdo que no lleváis razón. Tal placer lo podemos llevar a cabo con los cuatro o cinco euros que el bipartito ha tenido a bien rebajarnos de los impuestos. Para llegar a Jaén, nos da.



Mejor que no crispen los Políticos…Lara de Tucci

Lara de Tucci | Entre los ciudadanos existe la creencia casi general de que, por parte de los políticos, todo vale en campaña electoral. Y, desde luego, muchos de éstos -sálvense quienes puedan- no se hacen valer con prudencia para desdecir, siquiera en parte, la adversa opinión que fomentan entre los votantes. Más bien actúan aviesamente, llevados por la astucia y la demagogia a la hora de captar votos.

Hartos estamos de comprobar a través de los medios de comunicación o directamente in situ, en los mismos mítines que se organizan cuando llegan unas elecciones, cómo incluso hay aspirantes a algún puesto político en los diferentes ámbitos territoriales que dejan bastante que desear con sus palabras poco creíbles, nada congruentes, y, además, de talante difamatorio para con los adversarios; para con los que se esfuerzan por optar al mismo puesto desde otra formación. Unos defectos que tienen bastantes de los que pretenden gobernarnos y administrar nuestros patrimonios locales, comunitarios o nacionales; crónicos defectos, en fin, a los que estamos acostumbrados. Ante los cuales los electores se comportan, generalmente hablando, de diferentes maneras, según sean las tendencias que se observen y según las simpatías que se tengan por los políticos del momento. Hay electores que, ante las argucias electoralistas de los políticos, se dejan llevar por el entusiasmo y aplauden sin reservas a quienes les mienten descaradamente.

Por otra parte están los que de alguna manera se sienten decepcionados con las frases llenas de bulos y así van perdiendo paulatinamente la confianza puesta de antemano en sus representantes. Otros, en cambio, por tener inclinaciones políticas diferentes, no soportan los engaños y, en sus crispaciones más o menos disimuladas, se constituyen abiertamente en detractores de los que pretenden cambiar las intenciones de voto manipulando datos y referencias.

El grupo de los primeros “traga”, por decirlo de alguna manera, con el aluvión de promesas que sus candidatos lanzan con habilidades muy estudiadas desde el seno del partido y no exentas de dialécticas poco o nada recomendables. Pues esos candidatos saben muy bien que a veces prometen proyectos y realizaciones que, con harta frecuencia, no aparecerán por ninguna parte después, al final de las legislaturas. Y están al tanto de la misma manera, y eso les vale a ellos, de que aunque los simpatizantes y seguidores escuchen sus discursos repletos de compromisos electorales difíciles de lograr, éstos introducirán los votos con sus nombres en las urnas con la esperanza de que, al menos en parte, las papeletas sirvan para ningunear o zaherir a los miembros de los partidos rivales.

Pero, por suerte, no todos los políticos están cortados con el mismo patrón; pues los hay que centran sus mensajes únicamente en las posibilidades que creen que les van a ofrecer las circunstancias si llegan al Poder. Éstos son los políticos, por lo demás, que no se ensañan con los de las otras formaciones y trabajan con desinterés personal, sólo llevados por la tarea de elevar el bienestar de los ciudadanos en todos los terrenos donde transcurre la vida de los mismos.

Y podemos asegurar también que son los políticos o aspirantes a serlo que con honestidad engrandecen el ejercicio de la política y ennoblecen la actividad pública; siempre necesitada de gobernantes comprometidos que estén al servicio de la ciudadanía. Ellos, fuera de los grupos de inconformistas de siempre, los partidarios de la descalificación “porque sí”, no crean divisiones en la población; rebajan considerablemente las dosis de crispación que otros por desgracia fomentan, y, por consiguiente, logran del pueblo que la confianza en los parlamentos y en los ayuntamientos se mantenga en unos niveles, por lo menos, aceptables. De ahí que cuenten finalmente con el respeto y las simpatías de todas aquellas personas que, en general, no soportan las falsedades de quienes las gobiernan o pretendan gobernarlas.



DIARIO DE UNA MARUJA…Empezando Noviembre

Gracias, amigos y amigas, muchas gracias por vuestras palabras de ánimo. Mil gracias porque siento sobre mi persona vuestras miradas cómplices, hecho que os agradezco en toda su valía. Por ellas sé que me habéis leído. El que también lo tiene que saber, es el administrador de esta página, pues las visitas están subiendo como la espuma sin necesidad de incluir en los comentarios violencia verbal. Y digo esto porque los comentarios de algunas páginas de éste Internet que nos gobierna, no son ya subidos de tono, sino claramente violentos, destilando un odio antiguo, ancestral y mezquino, escritos con la impunidad que da el anonimato, rifirrafes con una virulencia que, al leerlos, da pavor. Lo que me lleva a pensar que la crisis no está siendo sólo económica, sino de valores.

Y aunque ahora no nos demos cuenta, esa violencia nos divide, está ahí, la estamos fomentando y dentro de poco, nos pasará factura. Esta es una reflexión que yo me hago, así, a lo tonto, en éstas mis crónicas de azúcar lerelerele por ver si alguien me secunda. Podéis estar o no de acuerdo conmigo, pero de esta manera lo veo y creo que no voy descaminada. Como tampoco voy descaminada, queridas amigas, (parezco la mítica Elena Francis de aquella radio en blanco y negro) al decir que hagáis un esfuerzo y asistáis a la Escuela de Aceite. Y no sólo porque el bipartito haya tenido la buena idea de continuar dicha Escuela que el gobierno socialista comenzó hace dos años, (ya que no lo dijeron ellos el día de la presentación, aprovecho esta página para recordarlo) sino porque el tema de nuestro aceite, se lo merece. Creo que un marteño, una marteña, tiene que saber la diferencia que hay entre un virgen extra y un aceite de oliva, por poner un ejemplo.

Para vender nuestro aceite, tenemos que conocerlo y, mismamente aprender de los asturianos vendiendo su leche Esa es una verdad como un templo. La mencionada Escuela del Aceite de Oliva Virgen, se imparte en las instalaciones de la Cooperativa San Amador y es gratis. Y hablando de gratis, lo que parece que va a cambiar dentro de poco, según está rulando por ahí, va a ser la Sanidad Pública. Dicen que la privatizarán. ¡Nos ha jodío…! Perdón por la interjección copulativa, queridas amigas, pero el tema tiene enjundia y se me ha escapado. La culpa la tiene Sálvame, esa escuela de humanidades de la que soy acérrima defensora, pues habéis de saber que viendo dicho programa, se aprende mucho.

Yo, concretamente, he pasado de ser una redomada pusilánime, a tener la rapidez mental de la que antes carecía. Y a nada que me digan, suelto una verborrea exaltada y sin sentido que para sí la quisiera un concejal de cultura. No os digo más. A la presente me remito. Otra escuela, no sé si de moderación, de creatividad, de buenas prácticas o simplemente de sensatez, es la de la crisis. Ya lo dijeron los expertos en su día: la crisis nos hará cambiar de mentalidad. De mentalidad no sé yo, visto lo visto, pues cuando nos hablan de retrocesos en las conquistas adquiridas con tanto esfuerzo, nos resistimos a dar nuestra confianza al que las propugna. Tanto es así que, cuando me piden unos céntimos por las bolsas del súper, me revelo y me sale el concejal de cultura que llevo dentro, con su violencia verbal incluida y, ¿qué creéis que hago? Pues sacar del cajón las talegas del ajuar, so mal pensadas…



El «Más Allá»…Lara de Tucci

A Manuel Higueras Ávila, in memoriam.

Lara de Tucci | Es verdad que la cuestión del “más allá” nos la planteamos todos los humanos más o menos seriamente muchas veces a lo largo de nuestra existencia; bien en privado, bien con familiares y amigos cuando alguien del entorno destapa el tarro de ese misterio insondable para nuestro cerebro. Pero es por la fiesta de Todos los Santos cuando las gentes de nuestra cultura profundizamos a cerca del tema con mayores indicios de racionalidad.

Y eso que con la moda de las incineraciones, no muy asumidas todavía por las mayorías, hay quienes apuestan por correr un tupido velo -nunca se va a conseguir eso ni siquiera incinerando los cuerpos- entre las realidades de este mundo y el “más allá”, con objeto de que sus mentes se ocupen sólo de las facetas de esta vida; las facetas terrenales.

Terrenales sí. Pero, si no son las efímeras realidades de todo lo que nos rodea y que están delante de nuestros ojos, ¿cuáles son las realidades que nos hacen pensar en el otro mundo? ¿No está nuestro pensamiento inmerso en el “más allá” cuando ponemos un lindo ramo de flores sobre una tumba o delante de un nicho? ¿No pensamos en la vida de ultratumba cuando estamos aturdidos porque no conseguimos llenar el abstracto hueco que un ser querido ha dejado entre nosotros? Y eso que en dicho hueco muchas veces son los dolientes quienes intentan introducirse para hacerlo, de ese modo, más soportable si eso es posible.

Con los enterramientos tradicionales o con las incineraciones de moda, el “más allá” nos acompañará mientras vivamos en aquello que aquí nos anima, y así, hasta que lo experimentemos cada uno de una forma particular y personal. Además no deja de sorprendernos su compleja realidad de fenómeno tan colectivo y universal como colectivo y universal es el antro -hablando en sentido metafórico y profano- donde se incluye edificado de insustancial eternidad.

Pero para nosotros los cristianos, también para los judíos y mahometanos, y también para los de todas las otras religiones que no están influenciadas por la reencarnación, el “más allá” es una meta situada al final de este estadio olímpico en el que corremos masivamente sin poder eludir los obstáculos que cada uno encuentra al correr la distancia que le es propia. Y tan masificada está la carrera, que son olas de mareas humanas las que compiten en pos del fin de la prueba.

Los obstáculos de tal carrera son ciertos, y muchos, de envergadura (guerras, hambrunas, injusticias, desajustes sociales, odios, rencores…Eso, sin contar con las enfermedades y los desastres naturales); con esa configuración de tremendismo que la maldad del hombre es capaz de imprimir a los acontecimientos del día a día por el ancho mundo. Así, hasta el final; hasta que los músculos de la condición física y, sobre todo, moral pierdan la energía de proseguir, aunque sea andando, y la energía de levantar escollos donde los semejantes tropiezan y caen una y mil veces.

Decía antes que aquí, en esta carrera global que suponen nuestras vidas en acción, es donde recreamos el “más allá”; que nos recogerá a todos y en el cual pensamos porque quisiéramos que fuera inalcanzable. Craso error si estuviera en nuestras manos conseguir tal propósito. Pues sería una descomunal desventura dar mil rodeos en la misma pista para alcanzar la meta; ya que en tales rodeos nos toparíamos una y otra vez con las penalidades ya antes experimentadas, y entonces los contratiempos nos sacudirían con machacona repetición en cuantas vueltas diéramos.

El “más allá” -sus incógnitas nos deben estimular a los creyentes a través del mensaje evangélico- está ahí. Es una meta llena de ventura eterna; que espera a quienes, principalmente, corren en el estadio de la vida a la misma vez que, con esfuerzo superior, van reduciendo los obstáculos de la prueba para que los que van junto a ellos y los que les sigan detrás encuentren la pista expedita de las dificultades que constantemente nos vienen entorpeciendo la marcha inexorable. Que, por otra parte, también son dificultades que nos avisan de que Dios nos está esperando al traspasar la línea de llegada.



Trini Pestaña… Vuelve el DIARIO DE UNA MARUJA, en Martos al Día

Hola, amigos y amigas. Vuelvo a las andadas. Quiero decir que regreso a los medios, como ahora se dice, esto es, a mis comienzos reporteriles. Y lo hago con el mismo encabezamiento que tantas satisfacciones me aportó en la otrora desaparecida revista marteña Día a Día; pues creo que, en este sentido, en el de salir a las calles de nuestro bendito Martos y contar lo que está pasando, hay un hueco vacío que está deseando que alguien lo cubra. Y he pensado que ese alguien podría ser servidora, abanderada Maruja desde hace lustros. Y no creáis, se me han venido a la sesera multitud de encabezamientos para este mi retomado quehacer periodístico, como por ejemplo ”Gota Malaya”, pero luego pensé que ese título ya estaba cogido por otra marteña y lo deseché por aquello del plagio. Me coge la buena mujer copiándole el alias o mejor, el nombrajo, que me gusta más por ser un palabro más nuestro, y me da miedo pensar lo que pudiera llegar a hacerme. Además de que ese nombre me retrotrae a épocas medievales ¡y me da un yuyu…! ¡Quita, quita! ¡Será por títulos y titulillos! De manera que ya lo sabéis, queridas mías, me quedo con Diario de una Maruja. Desde ahora, Diario de una Maruja os hará las crónicas de azúcar lerelerele de casi todo lo que sucede en nuestro amado pueblo. Y digo casi todo porque me sería imposible, aunque quisiera, dar cuenta de todo lo que está pasando en Martos. ¡Son tantas cosas! Crónicas en clave de humor, por supuesto. Que para tristezas, ya tenemos bastantes con las que vemos a diario más las que cada cual arrastra.

Cierto es que este medio no es el soporte más idóneo para que mis queridas congéneres, (las muchas abanderadas Marujas que me demandan, desde que la mencionada revista cerró, que les cuente noticias y más noticias) puedan seguirme en mi andadura, pues Internet no es su fuerte, (gesto que yo, personalmente alabo, puesto que a las amas de casa nos falta tiempo material para todas las actividades con las que rellenamos nuestra vida). Pero todo se andará. Nada tiene que me las haga imprimir en soporte papel y, a modo de octavillas, las haga circular por todo Martos. Sí, porque temas humorísticos, los hay a montones, y más ahora. Y es que… ¡cómo somos los marteños! Yo es que me troncho, empezando por mí, pues, como sabéis, el humor debe empezar por reírnos de nosotros mismos. Yo así lo hago, y nada más empezar el día, el espejo y yo somos un taller de risoterapia, de los que ahora imparten por doquier. Así que si a alguno se le ocurriera minar mi autoestima poniendo en evidencia mis defectos, que sepan que a estas alturas ya me los sé y los tengo asumidos. Y es que como digo, a nada que nos raspen un poquillo, los marteños somos cachondos hasta el paroxismo, hasta decir basta y basta. Unos más que otros, también hay que decirlo. Que las gracias de la Madre Naturaleza, parecen repartidas a lo loco.

De lo último que me he enterado y que pongo en vuestro conocimiento, aunque sé que hace días que está rulando por todos los mentideros, es el caso de la Casa del Pueblo II. En dicha casa, sita en la calle Triana, dicen que hay más socialistas que en la titular. Y el bipartito, que lo sabe, ha decidido tener el detalle de engrosarla aún más. Así, todos juntitos, como en los guetos. Ahí tenéis una muestra del humor que nos gastamos. De antología antológica. Humor del bueno, aderezado con una pizca de mala leche, una chispilla de retranca, un pellizco de represalia y dos repurgos de resentimiento. Es el que mejor resultado nos da, y a mí, que se me pega todo lo que veo, voy a ver si lo copio. En ello estoy. Por lo pronto, pongo mi repurgo a vuestra disposición. Y en la próxima entrega, el siguiente.

Foto: Juan Carlos Fernández



Audaz reflexión para la historia…Lara de Tucci

Con esta entrada sobre la Reconquista, que sin duda dará que hablar, estrenamos columna de Lara de Tucci en Martos al Día. Quincenalmente nos traerá sus reflexiones y escritos a esta ventana. Bienvenido y gracias, Antonio. Recordamos que, respetando la libertad de opinión y de prensa, las opiniones vertidas tanto por Lara de Tucci como por el resto de colaboradores corresponden a sus autores exclusivamente y este medio no tiene por qué compartirlas.

Lara de Tucci | En la proximidad del día de la Hispanidad podemos descorrer el velo de los tiempos y situarnos en el 2 de enero de 1492; fecha en que los Reyes Católicos, tras la toma de Granada, pusieron fin a la dominación árabe en nuestra Península Ibérica. Fecha que quedó grabada con caracteres indelebles en nuestros anales, ya que fue la que clausuró ochocientos años de generosidad y de valentía ejemplares por parte de muchas generaciones. Virtudes estas (en ocasiones, manchadas por la desidia, por el abandono e, incluso, por la traición: defectos que también anidan en la condición humana) que nunca dejaron de profesar los españoles que intervinieron en la Reconquista, y que fueron casi todas las personas de aquellos siglos. Pues hay que hacer constar que pocos nuestros antepasados de entonces se libraron de participar, cada cual según sus posibilidades y su rango, en la causa común de expulsar a los musulmanes de nuestro territorio.

Tras la tristemente célebre batalla del Guadalete, el 19 de julio del año 711, en la que Don Rodrigo fue derrotado junto al lago de la Janda, y la rápida expansión por las tierras hispanas de los hijos del desierto, un grupo de esforzados cristianos se refugió en las montañas de Asturias -la tradición dice que bajo la protección de la Virgen de Covadonga- y, al mando de Don Pelayo, los componentes del mismo iniciaron una contraofensiva que no cejaría hasta la recuperación, muchas generaciones después, del suelo ibérico en su totalidad.

La Reconquista fue una empresa que deja atónitos a cuantos, desde la perspectiva de nuestros días, la contemplan a través del enorme conjunto de documentos que nos la reflejan. Y eso que nunca se podrá plasmar, con total exactitud, el gigantesco esfuerzo que requirió de los hispanos de entonces: la cantidad y la magnitud de los sucesos que la configuraron y que tan felizmente la culminaron, jamás llegarán a contarse con la precisión y justicia que con toda seguridad merecieron.

Téngase en cuenta, además, que, durante ese extenso período de tiempo, España nunca dejó de trabajar por la Cultura y por el desarrollo de muchas actividades. No sólo eran el derroche de energías, el valor y el derramamiento de sangre que la expulsión de los invasores exigía, sino que, en épocas de paz, había también que sacar fuerzas de flaqueza para sentar las bases de lo que iba a ser el imperio más grande de la tierra. A las luchas titánicas, donde se posponían todos los intereses materiales para que prevalecieran los de la fe y el corazón, les sucedían grandes empresas de otra naturaleza: fundación de Universidades; construcción de hermosas catedrales y otros monumentos; multiplicación de manuscritos para la difusión del Saber; planificación del urbanismo en las ciudades; apertura de caminos; impulso al comercio y a los gremios artesanales; roturación de nuevas tierras… Todo, sin descuidar la administración publica; para lo cual, los diferentes monarcas convocaban a los nobles y a los representantes de los concejos a Cortes. Después de derramar la sangre, había que verter el sudor para que éste restañara las heridas de la guerra. Y luego, vuelta a empezar: eran unos ciclos que se sucedían ininterrumpidamente, reclamándoles a los hombres todo el sacrificio que los acontecimientos iban requiriendo de ellos. En ocasiones, ni siquiera se contaba con el lapso de tiempo suficiente que permitiera el descanso del cuerpo y el sosiego del alma entre las actividades de la guerra y los trabajos de la paz: la coraza, la loriga, la espada y la ballesta eran compañeras inseparables del cetro, de la mitra, de la pluma, del cincel y del arado.

Fue la Reconquista un empeño formidable que bullía en la mentalidad de todos los hispanos que vivieron aquella dilatada época, a los que muy bien les podría venir el calificativo de mitad dioses, mitad héroes. Tanto es así, que se puede afirmar que tal proeza supuso para España un difícil y complicado embarazo que terminó con el alumbramiento de América. Y, a fuer de ser audaces, se puede añadir que la colosal hazaña del Descubrimiento, así como las posteriores colonización y civilización del Nuevo Mundo sólo pudieron ser realizadas por el pueblo español; a quien Dios había ido forjando con un severo e inflexible ejercicio de ánimo durante ocho siglos de batallar incesante. Opiniones estas que se sustenta si sopesamos todos los hechos de la Reconquista a través del prisma de la Fe, antes aludida.

Hoy, cuando el mundo se desenvuelve fuera de la órbita religiosa, cuando a todas las cuestiones se les busca una respuesta humana -aunque a veces es imposible encontrarla por este método-, resulta difícil imaginar a Dios interviniendo en asuntos de tal naturaleza. Pero, por mucho que se persiga una explicación convincente al descubrimiento de América, desestimando los planes divinos, no acierta uno a dar con la fórmula que provocara la histórica proeza. Pues para realizarla hacían falta unos seres -los españoles-, cuyo espíritu estaba templado en el yunque de un sacrificio ocho veces centenario; alentado el ánimo de todos ellos por la esperanza en Dios y agigantado su genio combativo en las formidables luchas de la Reconquista. De otra manera, ¿cómo sólo un puñado de estos hombres -en el sentido coloquial de la palabra- hubiese sido capaz de dominar primero y transmitir su sangre y su cultura después a los indígenas de unos territorios cuya superficie sobrepasa en más de veinticinco veces la de la tierra que los vio nacer, y con unos accidentes geográficos tan pronunciados, que, comparados con los de España, hacen de la mayoría de éstos simples desniveles de terreno?



Un Marteño en Murcia: EL ANCIANO DEL PUEBLO

Lo que relato en este cuento, me ha pasado a mí, que salí de mi Martos dejando buenos amigos y buenos amigos he encontrado en este pueblo donde vivo, Torre Pacheco (Murcia)

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto aun pozo a la entrada del pueblo.

Un día, un joven se le acercó y le preguntó:

– Yo nunca he venido por estos lugares ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?

El anciano le respondió con otra pregunta:

– ¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?

Egoístas, malvados, por eso me he sentido contento de salir de allí

Así son los habitantes de esta ciudad, le respondió el anciano

Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta:

Acabo de llegar aquí ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?

El anciano, de nuevo, contestó con la misma pregunta:

– ¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?

– Eran buenos, generosos, hospitalarios, honestos, trabajadores, tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.

– También los habitantes de esta ciudad son así, respondió el anciano.

Un hombre que había llevado a sus animales a tomar agua del pozo y que había escuchado la conversación en cuanto el joven se alejó, le dijo al anciano:

– ¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta hecha por dos hombres?

Mira, le respondió, cada uno lleva el mismo universo en su corazón, quien no ha encontrado nada bueno en su pasado tampoco lo encontrará aquí. En cambio aquel que tenía amigos en su ciudad encontrará también aquí amigos leales y fieles. Porque las personas son lo que encuentran en si mismas. Encuentran siempre lo que esperan encontrar.

TODO LO BUENO Y LO VELLO DE LA VIDA QUE NECESITAS LO LLEVAS POR DENTRO DE TI, SIMPLEMENTE DÉJALO SALIR.

Juan Rízquez Molina



Socavón de la Fuente de la Villa…la historia de nunca empezar

Miguel Ángel nos remite el siguiente relato, con algunos toques de humor, que camina entre la foto denuncia y el articulo de opinión, sobre la situación del ya famoso socavón del barrio de » La Cornacha»:

El pasado mes de Mayo, los vecinos del histórico barrio de la Fuente de la Villa o de la Cornacha, nos vimos sorprendidos por un hecho que sin duda tardara mucho en ser olvidado.

La bóveda del Arroyo de la Fuente de la Villa, que ya había dado muestras de su desgaste por las cuantiosas lluvias, con el surgimiento del socavón en Lope de Vega, también mostraba síntomas de debilidad en nuestro barrio. Así, de la noche a la mañana, un nuevo socavón surgió en el centro neurálgico del barrio de San Amador.

Muchas cosas ocurrieron entonces, los vecinos como siempre, intentamos tomarnos el asunto a broma, fueron muchos los chistes que surgieron aquellos días, tales como «estas elecciones un metro para la cornacha» o  «esta feria de San Amador, carrera de piraguas». Con estas bromas los vecinos intentábamos quitar hierro al asunto y normalizar nuestras vidas después de aquel susto.

Pero nuestras vidas estaban lejos de quedar tranquilas.

El socavón llego para muchos y muchas como agua de mayo (y nunca mejor dicho) y en esos días los vecinos comprobamos como nuestro tranquilo barrio acaparaba la atención de toda clase de medios de comunicación, informativos, periódicos, televisiones, se hacían eco de cualquier movimiento que surgiese junto al socavón inclusive, las mas nimias, que cobraron una relevancia extrema.

Algunos llegaron a calificar de sensacional el que las ratas (que con la calle abierta tenían libertad de movimiento) aparecieran en la calzada…

Fue también y sobretodo noticia, la actitud de muchos políticos marteños, que mostraron un repentino interés por el barrio al que hasta entonces tenían bastante descuidado y olvidado, y varios se apresuraron a aparecer por éste para fotografiarse y dejar constancia de su presencia (hecho que francamente en algunos casos llevaba mucho sin ocurrir).

Litros de tinta corrieron entonces.

Los partidos se apresuraron a presentar sus soluciones al problema de La Cornacha. Pocos presentaron propuestas y proyectos concretos, la mayoría se limitó a pedir una solución total e inmediata.

Y así ante este clima extraño para La Cornacha, llegaron las elecciones.

Pero en la mayoría de las mentes de los vecinos del barrio no estaban en el resultado de las urnas, estaba en el temor que ese enorme agujero abierto en el corazón del barrio provocaba a los vecinos. Tras las iniciales bromas, llegó la realidad y la realidad era que el verano se nos echaba encima, la realidad sabida por todos era que con la llegada del verano y por consiguiente de la sequía estival, el caudal natural del arroyo de la Fuente de la Villa se secaría y que además el problema se acrecentaría al estar el Pilar de la Fuente de la Villa cortado, produciendo un gran problema, ya que las aguas fecales que discurrían por la bóveda se estancarían, lo que con total seguridad generaría malos olores y traería consigo todo tipo de parásitos, tanto vertebrados como invertebrados…

Pues bien, llego el verano, tal y como los vecinos sabían, el caudal del arroyo fue bajando hasta quedar reducido a nada, las aguas fecales comenzaron a estancarse y por ende a surgir con fuerza del gran agujero un profundo tufo repelente. A esto se le a unió que el socavón empezó a poblarse de todo tipo de vegetación, que atrajo a todo tipo de fauna, ratones, ratas, pulgas se mudaron a La Cornacha, al fresquito del agujero y esta situación empeoró aun mas cuando el socavón empezó a llenarse de basura, que gente sin escrúpulos tiraba y sigue tirando.

Llegó el verano y casi ha pasado, y ocurrió lo que muchos vecinos sabíamos que iba a ocurrir.

Todas aquellas promesas de arreglo inmediato quedaron mas que olvidadas, el barrio volvió a quedar en un segundo o tercer plano.

Ahora las ratas, que siguen campando a sus anchas, ya no ocupan ningún lugar en informativos ni periódicos, ahora ya nadie aparece para fotografiarse ante el agujero, mucho menos aparecen nuestros actuales gobernantes, los mismos que prometieron una solución rotunda e inmediata. Ahora las antaño bromas que surgían sobre el tema, han cambiado, ya no son bromas. Mucha gente mas que harta, ya ha bautizado al socavón como el «agujero infernal», ahora la Fuente de la Villa,  La Cornacha, ya no importa.

Y así seguimos, así seguimos 125 días después, así seguimos meses después…

Ahora ya en las mentes de los vecinos no existe la esperanza de que esto tenga una pronta solución, ahora en las cabezas de los cornacheros solo existe un pensamiento: Que llueva, que llueva pronto y que sea la Madre Naturaleza la que al menos limpie un poco el estercolero que tenemos abierto en nuestras propias narices desde hace ya muchos meses.

Yo como conclusión me quedo con la pregunta que hace unos días me hizo un cornachero mayor:

La señora alcaldesa todos los dias sale por la radio diciendo que esta atenta y atendiendo a todos los problemas de sus ciudadanos: ¿por que ignora entonces las cientos de voces de nuestro barrio que desde hace ya tanto pedimos una solución?

¿Tan poco importamos?

¿HASTA CUANDO ESTA SITUACIÓN?



El Rincón de Paco Teva…¿TODOS SOMOS IGUALES?

Camino de mi casa, en Fuengirola, pasaba por la calle del Capitán a la altura de un edificio formado por casitas con una bonita zona verde a la entrada: “ Los Naranjos”. Es un edificio que siempre me ha gustado por su estructura y la disposición de sus viviendas. Forman un conjunto muy singular: hay una puerta grande, de hierro, que da entrada a una zona verde, con césped, bancos, farolas, naranjos…Alrededor de esta zona, que es rectangular, están dispuestas las casas de una sola planta, nueve, si no recuerdo mal, con salida a esta superficie de césped y cuyas entradas quedan separadas y resguardadas del ruido y de los peligros de la calle. Me parece un sitio estupendo para quien tiene niños pequeños, pues disfrutan una zona de juego sin peligro, en una calle céntrica, a tiro de piedra de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en la recoleta Plaza de la Constitución, que con su fuente y su gigantesco ficus, tiene una belleza muy armónica.

El caso es que al pasar, en el escalón de la entrada, había cuatro niños cuyas edades oscilarían entre los seis y los nueve años. Estaban sentados y delante tenían una caja de cartón invertida, que les servía de mesa o puestecito improvisado. Su mercancía era simple y sencilla, artesanía pura: pulseras de distintos tipos, llaveritos, diademas, ….de macarrón de plástico de variadas formas y colores. Su trenzado era, también, diferente. Todo un muestrario pequeño, pero verdadero, de artesanía infantil.

Al verlos, me paré, de muchos es conocida mi curiosidad, y estuve observando, en primer lugar, el “pelaje” de los cuatro niños, que se sentaban ante la caja, como si se tratara de una de las mesas petitorias de la Cruz Roja. Su aspecto era estupendo: bien vestidos, limpios, aseados. Niños que, seguramente, vivían allí y su apariencia no podía ser mejor. Estaba descartada, por tanto, la posibilidad de niños indigentes, que hacían aquello por necesidad, para sacar algunos euros.

Después de observar, pasé a la acción y les pregunté qué vendían. Me contestaron que pulseras, llaveros, diademas, adornos para el pelo etc. Añadieron que todo era hecho por ellos y que, además de ser muy bonito, era muy barato. Su lenguaje vivo y su desparpajo eran evidentes: no se cortaban un pelo. Yo, para ver qué decían, les pinché un poco y les comenté que mis nietas me hacían unas pulseras más bonitas. ( Ellas, también, en una ocasión, querían vender sus trabajos, pero su madre no las dejó. Me parece mal cortar, por respeto humano, una iniciativa como esta, que evidencia otras actitudes.) Inmediatamente saltaron, como si fueran resortes parlantes, que éstas eran más bonitas y que, si yo quería, trajera una y lo comprobaríamos.

Me gustó la forma de defender lo suyo y me gustaron su simpatía y su carácter extrovertido, así como su llaneza, exenta de desvergüenza, para tratarme, como si hubiera sido otro niño de su edad. Yo, con desinterés fingido, les pregunté el precio y me dijeron que sólo “un eurillo”, que estaba tirado. Tuve el correspondiente “tira y afloja” y compré una pulsera por un euro. Se deshicieron en agradecimientos y me rogaron que se la enseñara a mis nietas para que vieran lo bonita que era. Se portaron como vendedores natos: alegres, simpáticos, ocurrentes, educados y todos los adjetivos, que queramos ponerles. Qué buen rato pasé, todo por un euro, hablando con aquellos niños, sintiéndome un poco niño.

Este inesperado y simpático suceso me hizo reflexionar sobre la cuestión, tan traída y llevada, de que TODOS SOMOS IGUALES, solamente varían las circunstancias, en unos casos incentivantes de determinadas actitudes y en otros anuladoras de sus cualidades. Nada más alejado de la realidad, creo entender. Hay personas, como estos niños, que tienen un gran sentido de la superación y para ellos, como si fuera un juego, inician acciones que son, obviamente, indicadoras de su espíritu emprendedor, de su forma positiva de buscar unas situaciones de éxito y triunfo. Este tipo de personas llevan el gusanillo del triunfo a flor de piel; hacen verdaderos malabarismos conductuales, pero es difícil que se sientan fracasados, y se escondan en un rincón, sin saber qué hacer o qué camino tomar. Y esto desde pequeños, sin que nadie se lo haya enseñado. No hay dentro de las taxonomías educativas ningún ítem que coincida con este tipo de aprendizajes. Es, creo, algo innato, algo que se lleva dentro. En cambio hay personas tan pusilánimes, tan pobres de espíritu, que no encuentran el modo de sobrevivir en condiciones adversas. Siempre serán fámulos al servicio de otros, emularán a los que tienen imaginación, como estos niños, a los que tienen salidas para casi todo y gracias a ellos el mundo va girando. Esto lo podemos extrapolar a todos los campos: económico, intelectual, político, social … A veces se desmadran y se salen del camino, también hay que decirlo, pero ahí está la gran labor de los educadores y la elección de los valores, que les sirvan de referente para el mejor servicio a nuestra sociedad.

Como conclusión, creo deducir, el mundo lo mueven quienes con imaginación, trabajo, voluntad, constancia, valor … saben salir de las situaciones difíciles, complicadas, conflictivas. No descarto que los españoles, que somos así, salgamos con éxito de esta.

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Francisco Teva Jiménez
Maestro / Lic. en Derecho